viernes, 15 de abril de 2016

Colón y el fuego de San Telmo





En el anterior programa de a Hombros de Gigantes y dentro de la sección que explica grandes hechos, mitos y leyendas desde el punto de vista de la física, nos trasladamos en el tiempo hasta 1493, durante el segundo viaje de Cristóbal Colón, para explicar el fenómeno conocido como fuego de San Telmo. 

Durante el segundo viaje, Colón dispuso de mayor dotación de barcos y hombres ya que no se trataba como en primero, de un mero viaje de expedición. Hernando Colón, hijo del almirante y cosmógrafo, bibliógrafo y autor del libro Historia del almirante don Cristóbal Colón narró las andanzas de su padre durante este viaje y dejó escrito el siguiente pasaje referente a  la noche del sábado del 26 de octubre de 1493:

 El mismo sábado, de noche, se vio el fuego de San Telmo, con siete velas encendidas, encima de la gavia, con mucha agua y espantosos truenos. Quiero decir que se veían luces que los marineros afirman ser el cuerpo de San Telmo, y le cantan letanías y oraciones, teniendo por cierto que en las tormentas donde se aparezca, nadie puede peligrar. Pero sea como sea, yo me remito a ellos, porque si damos fe a Plinio, cuando aparecían semejantes luces a los marineros romanos en las tempestades del mar, decían que eran Castor y Polux, de los que hace mención Séneca al comienzo del libro I de sus Cuestiones Naturales”.

Este resplandor  azulado que se produce en los extremos de los mástiles, que no es un fuego aunque lleve este nombre, es conocido desde muy antiguo por los navegantes.
Aprovechamos aquel pasaje para explicar cómo se produce este fenómeno. Puedes escuchar el programa si pulsas sobre el siguiente enlace.

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