
Galvani observó cómo se movía la pata de una rana al tocarla con diferentes objetos metálicos y ante tales hechos estableció la siguiente conclusión: los músculos de la rana debían de estar cargados con electricidad, o más bien de <<electricidad animal>>.
Con Posterioridad, en 1800, Alessandro Volta con ayuda de su famosa pila demostró que en realidad la electricidad no procedía de los músculos de la rana si no del contacto entre dos metales.
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