viernes, 11 de abril de 2025

La Lechera

 La historia de La Lechera es también la historia de la leche condensada en España. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando la empresa de Henri Nestlé, en Suiza, comenzó a expandirse más allá de la producción de harina lacteada. En paralelo, la Anglo Swiss Condensed Milk Company, fundada por dos hermanos estadounidenses, introdujo la leche condensada en Europa bajo la marca La Laitière. Ambas compañías rivalizaron durante años, hasta que en 1905 decidieron unir fuerzas, naciendo así Nestlé & Anglo Swiss Condensed Milk Co., con fábricas en distintos países, incluida una en La Penilla de Cayón, en Cantabria.
Fue precisamente allí, en 1910, donde comenzó a producirse por primera vez La Lechera, la versión española de la leche condensada. El crecimiento de la marca fue notable, y a finales de los años 20, Nestlé obtuvo el reconocimiento de Proveedora oficial de la Real Casa. La marca empezó a conectar con el público a través de promociones pioneras para la época, como el canje de etiquetas por participaciones de la Lotería de Navidad.
La Guerra Civil española supuso un duro parón para la actividad de Nestlé en España, pero tras la contienda la compañía volvió a ponerse en marcha, abriendo en 1939 una nueva planta en Pontecesures (Pontevedra), que acabaría convirtiéndose en el centro principal de producción de La Lechera. En los años 50, tras superar las restricciones económicas de la posguerra, el producto regresó al mercado con fuerza, ahora en envases de vidrio. La famosa canción La vaca lechera se convirtió en su sintonía oficial, repitiéndose hasta 14 veces al día en la radio.
Durante las décadas siguientes, La Lechera se afianzó como un producto querido por los hogares españoles, gracias a campañas promocionales masivas, seriales radiofónicos como La novela La Lechera y sorteos con premios tan atractivos como automóviles SEAT 124. A finales de los años 70, la producción se trasladó definitivamente a Galicia, y el consumo de leche condensada como bebida empezó a declinar, pero el producto encontró un nuevo uso en el mundo de la repostería.
La modernización de la marca continuó en los años 90 y 2000, con envases más funcionales, como el Sirvefácil, y versiones adaptadas a nuevos hábitos de consumo, como La Lechera desnatada.
Imagen: Biblioteca Nacional de España. 1930




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