Durante la década de 1910, en plena bonanza provocada por la Primera Guerra Mundial, Sevilla decidió construir una nueva y monumental plaza de toros en el barrio de San Bernardo, debido a que la Maestranza se consideraba insuficiente para las grandes corridas de feria. Inaugurada el 6 de junio de 1918, la Plaza Monumental tuvo una capacidad para más de 23.000 espectadores y fue promovida especialmente por Joselito el Gallo, quien rompió con la Maestranza y se convirtió en alma del proyecto.
La plaza vivió momentos de gloria durante algunos años, siendo escenario del ascenso de toreros como Chicuelo o Juan Luis de la Rosa. Sin embargo, tras la trágica muerte de Joselito y el creciente auge del fútbol en Sevilla, la Monumental perdió relevancia. En pocos años, se volvió económicamente inviable y fue abandonada por toreros y público. Finalmente, menos de 12 años después de su apertura, fue vendida y derribada para construir en su lugar una fábrica, marcando el fin de una ambiciosa etapa taurina y el comienzo de una Sevilla más industrial y futbolera.
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