Leadville, Colorado, 1882, por aquel entonces el famoso escritor Oscar Wilde impartía
conferencias durante su gira por los
Estados Unidos.
Leadville entonces era una ciudad minera ubicada en las Montañas Rocosas, en
pleno Oeste, un lugar en donde el dinero circula a gran velocidad debido a sus minas de plata y las balas… también. El mismísimo Wilde fue advertido que podrían
asesinarle a él y a su agente, a lo que contestó con sorna… “no me intimida lo
que puedan hacerle a mi agente”.
Wilde
fue invitado un buen día a tomar un whisky en el saloon, y es que, en palabras
de Wilde, a la hora de cenar, el primer plato es whisky, el segundo
whisky y el tercero whisky.
En
aquel lugar había un cartel situado sobre el piano, con el siguiente texto:
«Se
ruega al público que no dispare al pianista, lo hace lo mejor que puede».
En
palabras de Wilde: << me encontré con el único método racional de crítica
artística que jamás había visto, la mortalidad entre los pianistas de aquel
lugar era asombrosa>>
Esto lo dejó reflejado
poco tiempo después, tras su vuelta a Inglaterra en una publicación: Impressions
of America (Impresiones de Estados Unidos).
En
el programa “A hombros de gigantes” de RNE del día 5 de noviembre y dentro de la sección que explica
grandes hechos históricos, mitos y leyendas desde el punto de vista de la
física acompañamos gracias a nuestra máquina del tiempo a Oscar Wilde durante
su viaje por el lejano Oeste con la intención de responder a esta pregunta..¿ cuáles
son los riesgos de disparar hacia el cielo?
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