Durante las primeras décadas del siglo XX, especialmente en el período de entreguerras y en el contexto de las dificultades económicas tras la Primera Guerra Mundial y la posterior crisis de 1929, se vivió en muchos países una transformación silenciosa pero profunda: la incorporación activa de las mujeres de clase media al trabajo remunerado fuera del hogar. Las mujeres ya trabajaban desde antes en el campo, en fábricas, en el servicio doméstico, etc. Lo que cambió en los años 30 es que la clase media femenina comenzó a trabajar en espacios públicos más "visibles" y "modernos", como oficinas o comercios.
España, como muchos países europeos, vivía, en 1931, una serie de tensiones sociales y económicas que hacían casi imposible el sostenimiento familiar con un único salario y las hijas de las familias de clase media comenzaron a buscar trabajo como una estrategia de supervivencia familiar.
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