lunes, 23 de junio de 2025

La huelga revolucionaria en Sevilla, julio de 1931

 Durante una semana sombría en los inicios de la Segunda República, Sevilla y su provincia vivieron una oleada de violencia marcada por la agitación revolucionaria. Grupos extremistas, decididos a sublevarse contra el Gobierno provisional, protagonizaron disturbios sangrientos que sacudieron la región.

Los enfrentamientos no se limitaron a la capital. Dos Hermanas, Utrera, Osuna y Coria del Río fueron también escenario de enfrentamientos, en los que se registraron numerosas víctimas. El intento de insurrección estuvo encabezado por una figura destacada del movimiento anarquista: el doctor Pedro Vallina. Desde Alcalá de Guadaíra, reunió una columna de campesinos con la intención de marchar hacia Sevilla en camiones y unirse a los huelguistas que agitaban la ciudad.

No obstante, las autoridades actuaron con rapidez. Las fuerzas del orden lograron interceptar al doctor Vallina en su lugar de partida, frustrando la marcha campesina antes de que pudiera desatar una revuelta de mayores proporciones. Su detención representó un golpe decisivo para los planes de los sublevados.

Este levantamiento fallido puso de manifiesto la grave inestabilidad política y social que atravesaba España en aquellos momentos. El desempleo, especialmente en el campo andaluz, alimentaba el descontento y facilitaba la movilización de sectores radicalizados.

Tras los disturbios, el Gobierno anunció nuevas medidas de contención y reformas urgentes para abordar tanto el orden público como el problema estructural del paro. La esperanza, entonces, era que estos esfuerzos devolvieran la paz a una tierra convulsionada por décadas de desigualdad.

Biblioteca Nacional de España, 1931.


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