En 1931, durante la Segunda República, Victoria Kent fue nombrada directora general de Prisiones. Abogada, diputada y defensora de los derechos humanos, llegó con una misión clara: humanizar las cárceles:
🔹 Aumentó la ración de comida de 1,15 a 1,50 pesetas sin pedir más presupuesto.
🔹 Retiró cadenas y grilletes de las celdas de castigo.
🔹 Cerró cárceles insalubres que compartían espacio con escuelas o establos.
🔹 Instaló calefacción en penales fríos como Salamanca y Burgos.
🔹 Autorizó conferencias, conciertos y visitas de la prensa.
🔹 Creó un buzón para que los presos enviaran quejas directamente a la Dirección General.
Su visión chocó con parte de los funcionarios de prisiones, acostumbrados a la rutina, la severidad y el aislamiento de los reclusos. Muchos no aceptaban que una mujer, y además con ideas progresistas, cambiara la forma de “llevar la cárcel”. Victoria Kent dimitió como directora general de Prisiones en junio de 1932 porque su proyecto reformista, basado en la mejora de las condiciones carcelarias y la reinserción de los presos, perdió respaldo político: la derecha la acusaba de indulgente, la izquierda radical exigía cambios más rápidos y los motines en algunas cárceles agravaron las críticas, dejándola sin el apoyo necesario para continuar sus reformas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario