miércoles, 26 de noviembre de 2025

El taxista que devolvió dos millones de pesetas

 En 1933, Madrid se conmovió con un suceso insólito. El taxista Francisco Angulo del Coso, joven de 28 años, encontró en su taxi un maletín olvidado por dos pasajeras filipinas. Dentro se guardaba una fortuna: dos millones de pesetas en billetes y joyas.

El hallazgo ocurrió una mañana, después de que las viajeras descendieran del coche en la zona de Moncloa. Al revisar el vehículo antes de encerrar, Angulo descubrió el maletín y, al abrirlo, se encontró con la inesperada riqueza. Sin embargo, lejos de dejarse tentar, lo devolvió de inmediato. Más tarde confesó que los minutos que tuvo en su poder aquel maletín le parecieron siglos.

La honradez de Francisco contrastaba con su propia situación: en aquel momento apenas disponía de cuatro pesetas con treinta céntimos para “toda la vida”. No era la primera vez que demostraba desprendimiento. Meses antes había devuelto un reloj de oro valorado en mil pesetas, sin recibir siquiera las gracias. En esta ocasión, los propietarios del maletín recompensaron su gesto con apenas doscientas pesetas, lo que muchos consideraron mezquino frente a la magnitud de la fortuna recuperada.

Angulo vivía en una modesta casa de vecinos de la calle Narváez. Natural de Belmonte, Cuenca, llevaba once años trabajando como taxista en Madrid. Soltero y sin novia, confesaba que le daba miedo casarse: “Si apenas gano lo suficiente para vivir, ¿cómo formar una familia?”. Describía las duras noches de trabajo, con frío, hielo y largas horas de espera, que le hacían sentir como si pudiera congelarse en el asiento del coche.

La prensa, el Patronato Nacional de Turismo y el Ayuntamiento quisieron reconocer públicamente su acción, elevando su nombre como ejemplo de honradez en tiempos difíciles. Ángulo, humilde, aseguraba que no buscaba riquezas ni fortuna: “Prefiero tener tranquila mi conciencia. Me basta con el cariño de mis vecinos”.


Imagen: Biblioteca Nacional de España, 1933.


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