miércoles, 17 de diciembre de 2025

Entre la crisis y el cierre: la presión empresarial sevillana en Madrid de 1933

 En mayo de 1933, Sevilla vivía una de las etapas más tensas de su historia contemporánea. La ciudad, motor agrícola e industrial de Andalucía, se encontraba atrapada entre la crisis económica internacional, la conflictividad laboral creciente y un clima político cada vez más polarizado. Las huelgas, los enfrentamientos entre sindicatos y patronos, y la sensación de inseguridad en las calles alimentaban la percepción de que el orden público se desmoronaba.

En este contexto, la Federación Económica de Andalucía (FEDA), presidida por el industrial sevillano Marcelino Bonet, decidió dar un paso. Tras enviar al Gobierno un informe detallado sobre la situación, las organizaciones empresariales de Sevilla optaron por una acción colectiva de presión: viajar a Madrid para exponer directamente sus demandas.

La movilización fue masiva. Dos trenes especiales y una larga caravana de automóviles trasladaron a la capital a cerca de dos mil representantes de la industria, el comercio y la agricultura sevillanas. Aquella llegada nocturna a Madrid, en plena primavera, tuvo un fuerte impacto simbólico: Sevilla se presentaba ante el poder central como una ciudad que reclamaba auxilio.

Tras un acto público en el Círculo de la Unión Mercantil, la delegación, encabezada por Bonet, fue recibida por el presidente del Gobierno, Manuel Azaña. Allí entregaron un documento con sus conclusiones y exigencias. Pedían, sobre todo, la restauración del orden público y la garantía de la libertad de trabajo, que consideraban amenazada por la violencia y la coacción. Reclamaban también reformas en los Jurados Mixtos, el cumplimiento estricto de la ley de Asociaciones por parte de los sindicatos, medidas económicas para proteger la producción agrícola y la reactivación de obras públicas para combatir el paro.

La entrevista con Azaña fue, según Bonet, cordial y prometedora. El Gobierno aseguró que estudiaría las propuestas y enviaría a Sevilla un gobernador capaz de afrontar la situación con autoridad. Sin embargo, los empresarios dejaron clara su posición: si las promesas no se cumplían, estaban dispuestos a recurrir al cierre colectivo de sus industrias, una medida extrema que buscaba subrayar la gravedad del momento.

Estos hechos reflejan la tensión social y económica que atravesaba España en los años previos a la Guerra Civil. Sevilla, como otras ciudades, se convirtió en escenario de un conflicto más amplio entre modelos de sociedad, intereses económicos y proyectos políticos enfrentados.


Imagen: Biblioteca Nacional de España, 1933.



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