domingo, 26 de octubre de 2025

Clara Campoamor y su proposición de desarme total de España

 En diciembre de 1932, Clara Campoamor presentó ante el Parlamento una proposición de desarme total de España, en medio del debate sobre el presupuesto de Guerra. Su enmienda, respaldada por algunos diputados de distintas tendencias, pedía que se destinara únicamente una cantidad simbólicapara “atenciones del desarme total y absoluto de España”. La Cámara rechazó su propuesta, pero diecinueve diputados votaron a favor, lo que, según ella, demostraba que aún existía un pequeño grupo pacifista en las Cortes.

Campoamor lamentó profundamente que ningún diputado socialista apoyara su iniciativa. Consideró que el socialismo había sido incoherente con sus propios principios al no respaldar una medida que encarnaba el ideal pacifista. Criticó a estos parlamentarios por anteponer la disciplina de partido a los valores que decían defender.

Clara Campoamor sostenía que España era un país esencialmente pacifista. Tras el desastre del 98, afirmaba, el pueblo español había aprendido que la guerra solo traía sufrimiento y ruina. Por eso consideraba inútiles y peligrosos los aumentos del presupuesto militar, que calificaba de “dinero tirado al foso”.

Defendía que la verdadera defensa de la nación debía residir en su propia debilidad, no en el poder de las armas. Argumentaba que un ejército fuerte sobre las espaldas de un pueblo débil terminaba por aplastarlo y sojuzgarlo, y que el fortalecimiento del aparato militar podía abrir el camino al fascismo y al dominio de una clase sobre las demás. Para ella, crear un ejército poderoso era crear el peligro mismo que se pretendía evitar.

Campoamor se declaró pacifista hasta la intransigencia. Recordaba los horrores de la Primera Guerra Mundial y advertía que cualquier política basada en el militarismo podía conducir nuevamente a la catástrofe. Propuso reducir el servicio militar a seis meses, con la meta de su futura desaparición, y reclamó igualdad en el sorteo para África, de modo que también los soldados de cuota ,los más ricos, cumplieran con sus obligaciones.

Biblioteca Nacional de España,  1932.


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