El domingo 8 de enero de 1933, Barcelona vivió una violenta sublevación anarcosindicalista promovida por la CNT-FAI, que dejó numerosos muertos, heridos y destrozos materiales. Los asaltantes intentaron tomar varios puntos estratégicos de la ciudad, entre ellos el cuartel de San Agustín, donde el soldado Casimiro Alabor resultó herido mientras hacía guardia.
En la plaza del Clot se produjeron intensos tiroteos entre los anarquistas y las fuerzas del orden, donde fueron heridos el sargento de la Guardia Civil Cándido Durán Gómez y el guardia Francisco Durán Rodríguez, y asesinado el mozo de escuadra Francisco Centellas.
Los sublevados colocaron dos bombas en la entrada de la Jefatura de Policía, mediante una mina que partía de una alcantarilla cercana, causando graves destrozos. En el Sindicato de la Alimentación, los guardias de asalto Francisco Ocaña y Antonio Bejarano sostuvieron un duro enfrentamiento con los insurgentes, logrando abatir al individuo que arrojó tres bombas desde la escalera del edificio.
Hubo también enfrentamientos en Ripollet, donde varios revolucionarios fueron detenidos y algunos resultaron heridos. Entre los capturados figuraba el súbdito ruso Juan Rossioff, hallado con armas.
El Hospital Clínico de Barcelona recibió numerosos heridos y cadáveres de los tiroteos, reflejo de la sangrienta jornada que ensangrentó la ciudad. Las fuerzas de seguridad consiguieron finalmente restablecer el orden y detener a los principales implicados en la fallida insurrección del 8 de enero de 1933.

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